Tras la imposibilidad del Estado para extender los servicios que se brindan en la capital surgen las Cooperativas.
Fecha: 2018-04-20
No fue al azar que las cooperativas de servicios públicos se generaran por iniciativas vecinales en el interior provincial. Se crearon a partir de la imposibilidad del Estado para extender los servicios que se brindan en la capital, debido principalmente a los altos costos de inversión y operatividad que demandarían las obras, el sostenimiento del servicio, y la nula rentabilidad por la prestación. Las razones fueron de ecuación simple: baja densidad poblacional y ejidos con grandes extensiones rurales, que demandan muchos kilómetros de tendido de líneas y pocas bajadas para núcleos de consumo, demasiado separados entre sí.
Actualmente, la Cooperativa de Colonia Tirolesa, brinda su servicio de provisión de electricidad a más de tres mil usuarios, concentrados en el conglomerado urbano o dispersos en zonas rurales, a través de 360 kilómetros de línea de media tensión. El servicio se extiende a la comunidad central de Tirolesa y comprende a Villa Retiro, San Ramón, El Quebrachal, Río Chico, La Puerta, Tinoco y Esquina. Dentro de ese perímetro, toda radicación que demande energía, necesita que sea la cooperativa la que le lleve el suministro.
El presidente del Consejo de Administración, Jorge Cantonati, admite la situación de confusión producida en la población de Tirolesa, por entender que se trata de un servicio vital y sensible para todos los consumidores. Insiste en que la cooperativa no es formadora de precios, sino que traslada lo que el ERSEP le indica. Remarca que no se trata de un problema local, sino que afecta a todo el sistema y particularmente al movimiento cooperativo en general; prueba de ello es la rápida reacción y contundente marcha hacia la Casa de Gobierno.
Ante la aparición de algunas insinuaciones particulares sobre la institución, Cantonati resalta la iniciativa de algunos socios que, por iniciativa personal, despejaron sus dudas ante el ERSEP, cuando el organismo de control les ratificó que el servicio en Tirolesa estaba correctamente facturado.
A la vez, el titular del Consejo afirma que “[…]el problema no es quién maneje la cooperativa. Si supiese que yo soy el problema, daría un paso al costado sin dudarlo. Cuando el mes pasado decidimos retrotraer las tarifas a los valores de diciembre, fue precisamente porque tomamos conciencia de que nosotros somos administradores de un bien comunitario, y nunca podríamos ser provocadores de un enfrentamiento con la gente. Nuestra misión como administradores siempre debe hacerse transitando el camino de la verdad.
Nadie puede hacer milagros. Si el Estado deja de subsidiar servicios esenciales como la energía eléctrica, el efecto recae indefectiblemente sobre el consumidor final. Y en los pueblos del interior, somos las cooperativas las que tenemos que poner la cara frente a cada vecino por un aumento que no disponemos. En las comunidades pequeñas, las cosas no son impersonales como en las grandes ciudades. Acá, cuando se corta la luz, cada vecino sabe dónde encontrar a cada uno de los miembros del Consejo o a un empleado, cualquier día y a cualquier hora, y sabe que inmediatamente nos ponemos a trabajar para restablecer el servicio cuanto antes. En Córdoba, cuando sucede un evento, el ciudadano deja su reclamo en un sistema, sin saber si fue recibido, y aunque así fuera, a veces tiene que esperar días para tener normalizado el servicio”.
Aunque las entidades sean quienes deben hacerse cargo de todos los requerimientos para acercar electricidad a quien lo solicite, no son éstas quienes establecen los valores del servicio. Los precios de la energía los solicita la EPEC y los establece finalmente el ERSEP, quien comunica a los prestadores los montos que deben abonar los usuarios.
De lo recaudado por la facturación, las cooperativas pagan la energía consumida a EPEC y perciben un 25,3 % que se utiliza para infraestructura de obras, funcionamiento operativo, parque automotor, personal técnico, profesional, operario y administrativo, insumos, creación de stock de materiales, reposición por vandalismo, amortizaciones, nuevas inversiones y, además, generación de nuevos servicios comunitarios, pues en definitiva, esa es la naturaleza jurídica del cooperativismo.